Ayer viernes me
tocaba descansar pero aprovechando que mi mujer iba a rodar un poco por el
Parque Isabel la Católica decidí salir y dar un par de vueltas con ella. Tan
solo hice 3,8 kilómetros y con ritmo
medio 6:10, con lo cual a nivel de entrenamiento no se puede decir que haya
sido gran cosa, pero si me ha servido para probar y estrenar mis nuevas
compañeras de running rumbo a Berlín….
Los que me
conocéis o seguís en este blog sabréis que soy un fiel seguidor y cliente de la
marca Nike,
especialmente de sus zapatillas Lunarglide en todas sus versiones, la tres,
cuatro, cinco y seguramente dentro de nada la 6 que ya está en el mercado. A
finales del año pasado por cambiar de horma que dicen que viene bien me decanté
por comprar las Adidas
Adistar Boost y el resultado fue estupendo, ligeras, rápidas, muy
cómodas y sobre todo muy duraderas (me lo habían advertido), 1205 kilómetros y lógicamente con poca
amortiguación pero como nuevas. Hace unos meses compré también para ir dándoles
caña y “forma” las Nike Lunarglide 5 y como siempre estupendas,
pero llevan ya más de 500 kilómetros y no me llegarán a Berlín. La durabilidad
de las Lunarglide aproximadamente 850 kilómetros, a partir de ahí se nota
bastante pérdida de amortiguación, al menos en mi caso.
Como más pronto
que tarde iba a necesitar unas nuevas zapatillas y con el objetivo de ir “domándolas”
me he comprado aconsejado por Luilli (Deportes Arconada y preparador del Club
del Corredor), las Adidas Supernova Glide Boost. Como os decía unas
líneas más arriba, ayer las estrené y desde el primer momento noté que tienen una buena
amortiguación pero sin ser demasiado blandas. También se aprecia enseguida una
buena sujeción del pie y la sensación de ser muy estables.
Ahora toca ir
alternándolas con las Nike para que el pie se vaya haciendo a ellas poco a poco
y reservándolas para Berlín. Con el paso de los kilómetros ya os iré contando cómo
responden, pero por el momento ilusionado
como un niño con zapatos nuevos, nunca mejor dicho…
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