domingo, 1 de junio de 2014

SUBIDA AL PICU PIENZU

Hoy me estrené con mi primera carrera de montaña, nada más y nada menos que con la XI edición de la Subida al Picu Pienzu. 21 kilómetros, barro hasta los tobillos, 2.500 metros de desnivel acumulado, casi 3 horas de durísimo esfuerzo y ya estoy pensando en repetir.

A primera hora de la mañana junto con Raúl nos poníamos en marcha rumbo hacia Arriondas. De camino con un día increíblemente soleado y bajando en coche por la carretera del Fitu ya nos hicimos una idea del espectáculo que nos esperaba hoy, un “mar de nubes” bajo nosotros hacía más impresionante si cabe el paisaje de la montaña Asturiana.

Ya en Arriondas, con los dorsales en la camiseta y tras haber saludado a unos cuantos runners conocidos, a las 9:00 en punto sonó el pistoletazo de salida. Los 2 primeros kilómetros en asfalto fueron bastante rápidos pero enseguida y tras meternos por un pequeño camino de piedras y barro la cosa cambió. La pendiente empezó a ser pronunciada subiendo en todo momento por un camino muy resbaladizo por el barro acumulado, aún así el ímpetu de la salida nos hacía subir con ritmo alegre. Más o menos en el kilómetro 4 me di cuenta de que los playeros de trail que llevaba eran muy cómodos pero parecía que llevaban “ruedas” no tenían la suela adecuada para lidiar con un piso tan resbaladizo. Sin olvidar mi falta de experiencia, acostumbrado a rodar siempre por asfalto o caminos que comparando ahora me parecen autopistas.

Poco a poco me fui habituando al terreno y a pesar de la dureza de la ascensión la cosa no iba del todo mal, hasta que en el kilómetro 6 aproximadamente un mal paso me hacía torcerme el tobillo izquierdo, el mismo que con cierta frecuencia me viene dando algún que otro problema “sin importancia”. Sentí un fuerte dolor y tras el susto del momento pude continuar la ascensión sin muchas molestias. Los metros y los kilómetros iban pasando, alternando zonas de prao con otras de sendero de montaña. A medida que subíamos fuimos “atravesando” literalmente las nubes hasta dejarlas por debajo de nosotros, pudiendo contemplar en ese momento allí arriba el Picu Pienzu en todo su esplendor, con una serpenteante fila de corredores rumbo a la cima y mis pensamientos puestos en el siguiente avituallamiento, iba seco.

Los últimos kilómetros de la subida fueron especialmente duros pero debo reconocer que iba bastante bien de piernas, sintiéndome cómodo y sobre todo contento ya que ni rastro de molestias en el tobillo.

Poco antes de la cima un nuevo avituallamiento y nueva parada para comer un poco de fruta y tomar un par de vasos de bebida isotónica, de allí a la cima todos prácticamente “caminando” en fila india y al llegar arriba sensación de “haber cumplido”, no sabía lo que me esperaba.

Había pasado 1 hora y 31 minutos y tras medio minuto contemplando las increíbles vistas del mar y la montaña, me puse otra vez en marcha, esta vez cuesta abajo.

Antes os decía que no sabía lo que me esperaba y era cierto, la falta de experiencia me hizo creer que con la subida había pasado lo más difícil, ¡que equivocado estaba! Salvo por algún tramo la bajada fue bastante peor que la subida, no paraba de correr, saltar, tropezar y ver como otros corredores me pasaban dando saltos como cabras sin pensar en que hueco, piedra o rama iban a pisar… Estoy seguro de que eso se entrena.

El cambio de ritmo, los saltos y la pisada más irregular volvieron a hacerme notar molestias en el tobillo. Nada realmente importante pero si hizo que me preocupara por cada pisada temiendo volver a retorcerlo. En esos momentos mi único pensamiento era pisar bien, no resbalar y no tener muchos problemas, que el próximo lunes día 9 de Junio toca empezar la preparación del maratón de Berlín.

Así poco a poco fui avanzando y debo reconocer que a medida que descendía me encontraba cada vez más cómodo, las piernas seguían respondiendo bien, lo del tobillo no tenía pinta de ser nada serio e incluso parecía que los playeros cada vez agarraban más y mejor.

Finalmente llegada a Arriondas, muy contento de cruzar la meta de mi primera carrera de montaña. Allí hacía tiempo que ya me esperaba Raúl, menudo crack.

Al margen del cansancio habitual y lógico tras un esfuerzo como el de hoy, las piernas han respondido y eso me da alas para empezar dentro de una semana la intensa preparación de mi próximo maratón.

Para finalizar debo decir que no me extraña que esto de las carreras de montaña esté tan de moda, pocas cosas puede haber mejores que disfrutar de la naturaleza a la vez que practicas tu deporte preferido, el running. También debo reconocer que me ha parecido bastante más duro que otro tipo de carreras y que para la próxima ocasión no me quedará más remedio que entrenar algún día en montaña, la técnica de subida y especialmente la de bajada no tiene nada que ver con los entrenamientos que realizamos habitualmente.



Por si a alguien le interesa a continuación dejo un enlace con los datos de mi carrera,


Y mañana como siempre aunque sea algo ligerito también PROMETO ENTRENAR…

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