Día de tirada
larga, sin madrugar en exceso y pensando en el baño que me iba a dar luego en
la playa aprovechando el estupendo sol que lucía en Gijón.
La idea era hacer
una tirada con ritmo progresivo, sin empezar excesivamente suave y terminando
con ritmos fuertes, pero sin matarse. El resultado fueron 106 minutos y 52 segundos con ritmo medio 4:42 y distancia recorrida
22,73 kilómetros.
Nada más empezar
ya noté que era uno de esos días en los que las piernas y la cabeza piden
guerra. Un primer kilómetro a 4:38 me hacía suavizar un pelín, haciendo otros
5k de 4:49 a 4:42 en progresión. Tras esos primeros 6 kilómetros vinieron otros
10k con ritmos más fuertes que oscilaron entre 4:37 y 4:21 en función del
perfil del recorrido y sobre todo intentando no bajar tanto ya que mi intención
era hacer los últimos sub 4:15 y había que reservar. Lo cierto es que en todo
momento fui controlando ritmos y con bastante holgura y fuerzas, lo peor estaba
por llegar. En el kilómetro 17 llegando al Paseo del Muro empecé a notar unos fuertes
pinchazos en la zona donde el martes me había magullado una costilla y
dificultades para respirar con comodidad. Suavicé entonces un poco más el ritmo
hasta el punto de que lo que iba a ser un final “por todo lo alto” se convirtió
en un final duro y con verdaderas molestias.
El resumen del
entrenamiento puedo decir que es bueno, pero el final aún achacándolo a la
costilla, me deja preocupado ya que el resto del día he seguido con continuos
pinchazos, habrá que hacerle seguimiento.
Por último solo
deciros que mañana lunes si la cosa va bien también PROMETO ENTRENAR, toca rodaje
suave de 90 minutos.
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