Aunque fue ligero, con un poco de
retraso voy a colgar el entrenamiento de ayer sábado.
La mañana empezó igual que había
terminado el viernes, tocó nueva sesión “de
gimnasio campestre” con siega y recogida de hierba (hay que arreglar ya ese
cortacésped). La verdad es que el prao (prado para los no asturianos…) quedo
como el del Molinón. Y puedo asegurar que en pocas sesiones de gimnasio he
sudado tanto como ayer.
Por la tarde y tras una buena
siesta de fin de semana, partidillo de
pádel y luego un trote de 3,26
kilómetros en 16 minutos y 11 segundos coincidiendo
con mi mujer (a ver si se empieza a animar, ya van dos días seguidos en los
que sale a rodar).
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