Una semana más con entrenamientos “dispersos” y sin rumbo
fijo, es lo que pasa cuando no se tiene un objetivo a la vista.
Después de la paliza de trail running por Deva del
pasado domingo, aproveché para tomarme el lunes de descanso, las piernas me lo
pedían y los horarios también.
El martes a
última hora salí para hacer un trote de
7,2 kilómetros en 35 minutos, seguidos de una intensa sesión de
estiramientos.
El miércoles
la cosa cambió, con el Club del Corredor nos tocaba entrenamiento de
cuestas. Para empezar hicimos un calentamiento
de 5,4 kilómetros en 25 minutos y 34 segundos, casi sin tiempo para
pensárnoslo empezamos con la segunda parte del entrenamiento que consistía en
hacer otros 25 minutos de cuestas en la
Providencia. Aprovechamos un tramo
de aproximadamente 340 metros para hacer la subida con ritmo fuerte y la bajada
al trote, nos salieron 26 minutos 16 segundos con ritmo medio 4:38 y distancia
recorrida 5,65 kilómetros. Para terminar 1,7 kilómetros de trote de vuelta a casa.
Ayer jueves tocó descanso y hoy viernes un rodaje de 8,5
kilómetros en 40 minutos y 14 segundos.
Para terminar la semana todavía quedan un par de días y
si Dios quiere caerán unos cuantos kilómetros más, yo por lo menos PROMETO
ENTRENAR…
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