El día 23 de Abril publiqué una entrada en la que contaba la crónica de la carrera, hoy pretendo ir un poco más allá y contaros todo lo que rodeó la de la misma.
Toda esta “aventura” de correr el maratón de Londres comenzó ya hace un año, tras regresar a casa después de haber participado en el Rock´N´Roll Madrid Maratón de 2012 (MAPOMA) y con la euforia de haber terminado mi primer maratón, con una marca mejor de la prevista y habiendo disfrutado todos y cada uno de los 42.195 metros recorridos y lo que es más importante, con las emociones aún a flor de piel tras el momento de cruzar la meta de mi primer maratón, que os voy a contar a muchos de vosotros…
Los primeros días tras el maratón de Madrid fueron totalmente diferentes a los de los meses anteriores, tras 16 semanas de dura preparación con un único objetivo en mente y tras la inolvidable experiencia de haber corrido mi primer maratón, ahora me encontraba sin una motivación especial, salía a correr sin un entrenamiento establecido, sin rumbo fijo, sin crono… estaba bien para unos días pero no por mucho tiempo, así que no me lo pensé dos veces, tenía que correr otro maratón.
Intenté Berlín y ya no había plaza, me había inscrito para New York 2012 y tocaba esperar al resultado del sorteo, así que pensando en los famosos Five Majors me decanté por Londres 2013 y allí me inscribí, pero también había que esperar al resultado del sorteo y aún teniendo un poco de suerte en el mismo faltaba un año para la carrera y como para New York ya me habían dicho que no, busqué en el calendario nacional y me inscribí en el Maratón Divina Pastora de Valencia que se celebraría el 18 de Noviembre de 2012.
Desde el primer día la cosa no fue del todo bien, lo primero no me recuperé adecuadamente del maratón de Madrid, pagué cara la inexperiencia, creyendo estar bien enseguida me puse otra vez a entrenar fuerte, gran error. A mediados de Julio de 2012 tras un entrenamiento sentí un intenso dolor en la planta del pie derecho, horror tenía la tan temida fascitis plantar. Me recuperé como pude (mal) y seguí entrenando pero sin disfrutar, me encontraba en todo momento cansado y con molestias en la planta del pie. Todo esto hizo que la fascitis se agravara y no me quedó más remedio que parar dos semanas. Al final decidí seguir, esta vez de verdad, los consejos de mi cuñado Ángel (podólogo en Gijón), me hizo unas plantillas y dediqué todos los días un tiempo adecuado a realizar estiramientos del pie y una serie de ejercicios que me había recomendado, la mejoría fue más que notable. Los entrenamientos también mejoraron pero ni el cuerpo ni la cabeza me pedían ya otro maratón. Por el camino, en Octubre me había llegado la confirmación de que me habían aceptado para el maratón de Londres y esto hizo aún más que Valencia pasara a un segundo plano.
Llegó el día de la carrera, 18 de Noviembre de 2013 y a primera hora las sensaciones eran buenas. Los primeros 24 kilómetros dentro del tiempo previsto y sin saber porqué en ese punto kilométrico me sobrevino una “pájara” de las importantes y todavía quedaban 18 kilómetros hasta la meta. Con una humedad altísima en el ambiente y más de 24 grados centígrados fui dejando atrás kilómetros, y al igual que en Mapoma había disfrutado de todos los metros recorridos, aquí estaba sufriendo todos y cada uno de ellos en progresión geométrica. Finalmente crucé la meta en 3 horas 37 minutos totalmente “vacío” física y mentalmente, os puedo asegurar que ese día conocí al tan temido hombre del mazo pero a mi vino a verme acompañado de 2 o 4 amigos por lo menos…
De todas formas yo siempre digo que hay que buscar el lado positivo en todas las situaciones de la vida (que lo diga no quiere decir que siempre lo haga) y de esta experiencia de Valencia saqué tres cosas bien claras, la primera que al margen de la carrera me lo había pasado muy bien unos días en Valencia con mi mujer, la segunda que tras una prueba como un maratón y aún encontrándose bien hay que recuperar durante un tiempo prudencial y no calentarse como hice yo tras Mapoma. La tercera experiencia positiva fue que aprendí a sufrir en carrera, seguro que me vendría bien para otras ocasiones.
De vuelta otra vez en Gijón el día 20 de Noviembre borrón y cuenta nueva. Valencia había pasado a la historia y tocaba ya pensar en Londres 2013. Tras hablar con Luis, mi entrenador, acordamos empezar la preparación desde ya y el primer paso era recuperar bien del esfuerzo de Valencia. Nos fijamos como fecha tope para empezar a “dar caña” el 1 de Enero de 2013, tenía por delante algo más de un mes y empecé entonces a nadar dos días a la semana, un poco de gimnasio, correr un día o dos a la semana pero sin grandes alegrías en cuanto a kilómetros y ritmos, sin horarios establecidos, sin problemas por saltarme algún entrenamiento y sobre todo haciendo muchos estiramientos y tratando la fascitis plantar. El resultado fue increíble, a finales de año me encontraba físicamente a tope y con la cabeza pensando otra vez en el maratón y en dejar atrás la mala experiencia vivida.
Mi motivación era tal que me animé incluso a iniciar un blog para contar mis experiencias en el mundo del running, así nació “Prometo Entrenar”.
El día 31 de Diciembre de 2012 a las 17:00 horas dieron el pistoletazo de salida a la San Silvestre de Gijón, 6 kilómetros muy especiales por ser una carrera con gran afluencia de corredores y público, en la que llevaba años participando y sobre todo porque también representaba el inicio de mi programa de preparación para Londres 2013, era mi primer entrenamiento para el primero de mis Five Majors.
Después de ese día ya sabéis, series, cuestas, tiradas… y muchas horas de entrenamiento con cerca de 1.300 kilómetros recorridos. Desde el primer día las sensaciones fueron buenas, salía a correr y me encontraba bien, cada vez mejor. Los ritmos en los rodajes y en las series los previstos, la motivación por todo lo alto y de la fascitis plantar ni rastro. La verdad es que el invierno en Asturias no fue muy propicio para salir a entrenar mucho frío y lluvia a diario, pero como no quedaba otra todo el día “quemando zapatillas” por Gijón.
Para la preparación de un maratón además de la parte física hay que cuidar la mental. En mi caso esta nueva aventura del blog me estaba ayudando muchísimo, me servía además de para contar mis experiencias, para aprender de todos esos runners twitteros y blogueros que hay por la red, sois todos increíbles.
Otro apoyo importante fue mi familia, lo primero por aguantarme con los entrenamientos, cansancios, tiradas largas y lo segundo por su entusiasmo con ir a Londres, mis dos peques Ángela y Rafa contaban literalmente los días y las horas.
Poco a poco se iba acercando la fecha y todo propiciaba que la ilusión por correr fuese en aumento, los mails de la organización del maratón de Londres, los mensajes de apoyo en Twitter, la inestimable ayuda de mis compañeros del Club del Corredor en los entrenamientos y la “presión” a la que nos sometía nuestro preparador hacían que todo apuntase a que el 21 de Abril de 2013 sería un gran día.
Así fueron pasando las semanas y a falta de siete días una terrible noticia nos impactó a todos desde Boston, habían colocado dos bombas en el recorrido del maratón. Tres muertos y más de cien heridos, muchos de ellos de gravedad. No me despegué de la tele ni un minuto, en Marca TV estaban haciendo un seguimiento continuo del atentado y las noticias además de preocupantes por lo que allí había ocurrido hacían temer incluso la suspensión del maratón de Londres. Las redes sociales echaban humo, nadie nos lo podíamos creer. A media noche la organización del Virgin London Marathon nos confirmaba vía mail que el maratón se celebraría aumentando drásticamente las medidas de seguridad. No voy a negar que en ese momento y en los días siguientes cierto temor rondaba mi cabeza pensando en mi y sobre todo en mi familia, en unos días iríamos a Londres y las noticias sobre el atentado eran todavía confusas, pero la respuesta del mundo runner había sido espectacular y no nos iban a parar, al contrario debíamos demostrar que éramos fuertes y eso nos animó a todos a ir con más ilusión si cabe, se lo debíamos a Boston.
Finalmente y con los nervios un poco más templados llegó el día 19 de Abril, a las 15:00 horas cogíamos el avión por fin rumbo a Londres. Con la “presión” de mis hijos la emoción era intensa y para rematarlo ya en el aeropuerto vi en el móvil un mensaje de Twitter de una de mis “seguidoras” (que mal suena esto) en el que me decía que quería hacerme una entrevista para la cadena COPE, nada más y nada menos que a mi jajaja, y a 5 minutos de embarcar en el avión recibí una llamada de una chica muy atenta y a la que os recomiendo sigáis en Twitter @babushkarchilla, que me hizo unas cuantas preguntas principalmente sobre si tenía miedo o no a correr en Londres tras los sucesos de Boston. A continuación os dejo el link en el que podéis seguir la entrevista en el programa de la tarde de Ramón García, la parte que habla del Maratón de Londres comienza en el minuto 25:20 del audio y en la que salgo yo diciendo “nada” en el minuto 27:45. Esto de la llamada de la COPE incrementó esa sensación de ir a participar en una prueba que iba más allá de un simple maratón.
Poco después despegábamos rumbo a Londres, aterrizando en poco más de 1 hora y 35 minutos. En el avión caras de maratonianos en muchos asientos… Después ya os podéis imaginar carreras al hotel y rápidamente a buscar el dorsal. Una vez en el centro EXCEL de Londres y recogido este nos fuimos a tomar unas cervezas más que merecidas.
El sábado tocaba día de mercado en Camden y luego a callejear, ya por noche una buena cena en un italiano para tomar energía y a descansar temprano.
El domingo madrugón, un buen desayuno junto a varios corredores incluido uno disfrazado de Batman y que medía no menos de 1,90 metros y después rápidamente al metro. La organización del maratón increíble lo tenían todo preparado, en las estaciones de tren y metro te iban indicando que tren tomar y en poco más de media hora y siempre rodeado de un ambiente deportivo y festivo espectacular me encontraba frente a la entrada a la zona de acceso denominada “Blue Star”, la mía. Una vez allí la organización seguía llamando la atención, nada de aglomeraciones, todo el mundo muy amable, varios puestos con café, té, agua y bebidas isotónicas. Una pantalla inmensa y la megafonía nos iban metiendo en faena con retrasmisiones, mensajes de ánimo e imágenes de nosotros mismos. Ni que decir tiene que el radiante sol que lucía animaba para que todo saliese tal y como todos esperábamos.
En cuanto a lo deportivo recalcar que terminé dignamente, más o menos como había previsto y que en todo momento me encontré fenomenal, disfrutando de todos y cada uno de los metros recorridos. El único pero que me puedo poner es que me despisté un poco en el primer kilómetro y perdí el ritmo de los primeros, al final la diferencia en la meta fue de poco más de 1 hora y 10 minutos con ellos, otra vez será…
Del ambiente insistir que espectacular, la camaradería entre corredores la habitual pero con la particularidad de que en esta ocasión éramos unos 38.000, y a los espectadores únicamente les puedo decir, gracias. Cientos de miles (no exagero) de ellos agolpados en las calles desde el inicio hasta el final, animando como nunca había vivido en otras carreras, una auténtica fiesta y en todo momento se percibía en el ambiente el recuerdo a Boston. La ciudad entera se había volcado con nosotros.
Ambientazo
3 horas 16 minutos y 32 segundos después del pistoletazo de salida cruzaba la meta frente al Palacio de Buckingham, el éxito había sido rotundo, dentro de mis posibilidades.
De esta forma daba por finalizadas 16 semanas de preparación, muy dura en ocasiones pero con un objetivo fijado y finalmente cumplido.
Estoy seguro de que participaré en otras muchas carreras y que aún me tocará vivir fuertes emociones, pero lo que ya os puedo asegurar es que será difícil superar las vividas en el Virgin London Marathon 2013, que nunca olvidaré.
Después de la carrera, fotos, abrazos, ducha y unas buenas pintas de cerveza para recuperar. El resto del viaje estupendo, disfrutando de la familia y de esa gran ciudad a la que sin duda he de volver.
Ya para finalizar solo se me ocurre parafrasear a nuestro ex presidente, el del bigote que tras un discurso en el Parlamento Europeo y creyendo tener el micrófono apagado dijo aquello de “vaya coñazo que he soltado”, yo creo que acabo de hacer algo parecido…